Buenas noches, L.
Espero no me contestes.
Hoy llovió. No me había dado cuenta de la costumbre de escribirnos ¿a diario? Aunque sea un "buenos días, imbécil!". Pero hoy dejé mi celular en el cuarto, a un lado de los anillos.
Aunque es domingo, no desayuné hot-cakes. Ya tampoco me persigno al pasar frente a crucifijos, ni golpeo con el nudillo cada mesa en la que me siento. Sí, aún fumo... No me zapees. Pero no es costumbre, es vicio. Aunque dudo que por ello no me zapees.
Al menos me senté a escribir... A escribirte. Aunque no quiera tu respuesta. Estos días no quiero mucho, ahora que lo pienso. Sólo un poco de tranquilidad y saberte bien.
Me siento mal. La lluvia me acurruca, pero me duelen los músculos. "Te hace falta sol", me responderías, pero no lo harás. Puede ser que sólo me falte el desayuno.
O regresar a la costumbre...
—Vago
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