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  • Foto del escritorVago Flores

Dívague entre letras

Quizá este texto no termine con un título porque ni siquiera es algo que he meditado. Quizá sólo escribo porque hice una promesa —más te vale que lo leas—. Quizá éste sólo sea mi intento por volver. Sé —porque revisé— que mi última entrada fue “Con la nalga izquierda desnuda”, y creo que fue de los textos con mayor movimiento en este blog. También sé que más de una vez me he prometido que volvería a publicar (”Esta vez no va por mí”, “Ahora sí va enserio…”, y demás mamadas). Hoy no hago ninguna promesa. Hoy sólo me sentí con ganas de sentarme y dejar que las palabras fluyan. Podría crear un cuento para entretenerte o incluso copipaistear uno de los muchos que ya tengo corregidos —que esperan empolvados en mi tesis—. También podría darles mi opinión de lo que he estado leyendo, de las películas que he visto, de las caricaturas que me han pegado, de lo que he vivido estos meses —pero, también podrías invitarme una chela y te lo contaría—. No, no te hablaré de nada de eso. Apuesto a que podría abrirme emocionalmente contigo, lector anónimo —menos tú, tú no eres anónima-, pero ¿cuál sería el punto? Ya le pago a un terapeuta para que me analice. Lo que sí puedo hacer y, de hecho, es lo que estoy haciendo, es compartirte mis palabras. Sólo eso. No a mí. No mi opinión. No mis creaciones ni mi ser. Sólo mis palabras, porque, al final del día, estoy seguro, tú podrás llenar la vida mucho más con tu imaginación y tu criterio, de lo que yo jamás podré compartir. ¿Qué somos sino un cúmulo de recuerdos y proyecciones? Quizá con esto, alguien me lee y piensa en ese cuento que tampoco ha publicado. Quizá alguien piensa en dar su opinión de la útlima temporada de Stranger Things —sin spóilers; apenas voy en el cuarto episodio porque la chamba ha sido culera—. Y, sólo quizá, alguien más recordó un paseo en el que leyó una mala entrada de otro blog y tuvo una epifanía que olvidó, epifanía que hoy le regresa. Tantos quizás y sólo algo seguro: me doy cuenta de que estoy comenzando a mamar demasiado. Que mis palabras no van a ningún lado. Que mi mente no está fija en una meta. Eso está bien. Por eso divago por las palabras. Después de todo, este escrito tenía un fin: escribir y publicar. Si logra algo más, tan sólo será suerte y dependerá completamente de ti. Suerte con ello y “Buenas dívagues”.

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No todo lo que escribo es seda.

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