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  • Foto del escritorVago Flores

Estoy aquí

Cuidado con los crocs.


En la mañana bajé emocionado para ver qué me trajo Santa... 'Tá bueno, bajé emocionado pa' tragar. Justo en el último escalón se resbaló mi croc porque, quién chingados sigue usando crocs..., y me metí un san vergazo que me hizo dudar si me había quebrado algo. No te preocupes; estoy bien, sólo tengo que escribir lento y adolorido.


A partir de ahí, he pasado todo el día en pijama; ni el recalentado ni los cigarros me han faltado. Mucho menos la familia. Si me leíste ayer, sabes que estoy tranquilo, feliz incluso, y aún así hay una pinche idea que me acompaña desde hace unos días.


Creo que el domingo, me eché un pequeño maratón de películas mexicanas que tenía empolvadas: la mentada Ya no estoy aquí y Chicuarotes. La segunda me emocionaba más. Así que chingue su madre, me eché en cama a medianoche y les di macizo hasta pasada la madrugada.


La neta no escribiré ni una reseña ni un resumen ni spoilers. Ya hay suficientes cabrones que se dedican a eso. Ni me interesa, ni creo ser bueno en ello. Ya si tú las quieres ver y mentarme la madre, date.


Por ahí de las cuatro terminé de verlas y empecé a escribir mis notas pa' esta dívague, conmovido. La boca del estómago se retorcía y no era el reflujo; sólo malestar emocional. Obviamente ya había escuchado toda la grilla elitista de que esas películas "no nos representan. Ese no mi México".


Y, al chile, tienen toda la razón.


El México de estas dos joyas no representan el México de todos, ni lo pretenden. Si estoy sentado escribiendo esto, con un calentador, desde mi segunda computadora, "la de viaje", con cigarros y café caliente, poca madre mi Taster's Choice, escuchando música en la cuenta de Spotify que yo mismo pago, evidentemente no soy parte del México olvidado que vi en estas películas. Si tú me estás leyendo en una compu, tableta o celular, lo más probable es que tampoco. Y no hay ningún pedo con ello. Mientras sea honesto de dónde viene, qué chingón.


El pedo entra cuando, porque estamos desde una burbuja de privilegio, se quiere invalidar la historia que no conocemos, de la que no queremos formar parte.


Por eso, chinga' madre, me parecieron tan cabronas. ¿Hay cosas que, desde mi crítica les cambiaría? Por supuesto, pero nunca las desacreditaría. En un pinche mundo repleto de películas de superhéroes y otros mundos, ansío escuchar voces honestas, cotidianas y reales.


Si bien, ambas películas tienen personajes pocamadres, a mí los que me llegaron fueron los secundarios; los Molocotes, las madres, las novias y los pobres; las voces simples, pero carnales que no se quejan de ya no estar aquí, sino que sin pretenciones susurran:


"Aquí seguimos chingándole y vamos a seguir mientras podamos".

De la misma forma en que, a pesar del putazo en el codo, del frío y de que es Navidad, aquí estoy sentado escribiendo, estas voces ignoradas llegan como madrazo a las entrañas [obviamente me dejan pendejo con el esfuerzo y la motivación de esta dívague]. Sólo espero, será uno que deje cicatriz en más que este vago y sigan susurrándonos.


En buen pedo, te invito a que las veas [ahí están en netflis]. No será una pérdida de tiempo en lo absoluto y, quién sabe, en una de esas quieras escuchar más de estas voces. En todo caso, aquí andamos leyéndonos, atentos.


Ah, y feliz Navidad. Cuidado con los crocs.


No todo lo que escribo es seda.

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