Son casi las doce y heme aquí, enterrado entre ensayos, papeles, borradores, sábanas y sueños. ¿Por qué? Finales.
Todos hemos pasado por esta etapa: el estrés de no trabajar a tiempo, evitar dar lo mejor de uno, procrastinar indebidamente en Facebook, Twitter, Instagram... Sí, te hablo a ti que diste clic a esta vagancia.
¿Cuántas veces no dejo las cosas hasta el final? Me consumo entre cigarros y sé que de nada servirá intentar dormir, pues, sólo daré vueltas por la cama, como las ideas por mi cabeza. Porque claro que entonces sí llegan.
¿A qué voy? A nada. Necesitaba distraerme un segundo. Saber que no sólo soy un ensayo bien escrito, un proyecto entregado a tiempo, asistencia perfecta, que sigo teniendo una voz y que puedo, ¿por qué no?, quejarme de cuanto se me ocurra en momentos de bloqueo. Ah, de pasada, a distraerte a ti también.
En fin, he de volver a enterrarme donde sí debo ser un ensayo bien escrito, a seguir respirando...
Keep breathing, Vago... Keep breathing...
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